Lo importante no es patentar


Con mi socio Julián (@estrategiapi), estamos tratando de llamar la atención sobre la importancia del sistema de patentes y lo desconocido que es entre las empresas del País Vasco incluidos centros tecnológicos y centros de investigación cooperativa. A pesar de haber hablado con SPRI, Innobasque, Orkestra y otras instituciones y empresas, hasta ahora estamos teniendo tanto éxito como San Juan Bautista predicando en el desierto.

Hace unos meses escribí sobre la importancia de las patentes y hacía un símil con el juego del fútbol. Nadie juega al fútbol con 10 jugadores pudiendo jugar con 11. Y sin embargo, las empresas vascas juegan con 10 jugadores contra equipos mejores que sí que alinean 11, siendo el 11 la propiedad industrial (que incluye patentes).

Los directivos vascos creen que las patentes son algo inútil cuando te enfrentas a grandes empresas, y, además, son algo caro y muy complicado.

Las patentes malas son inútiles, como lo es la idea que está detrás de esa patente. Las ideas buenas pueden tener patentes muy buenas y útiles. Existen casos de PYMES españolas que han conseguido enfrentarse con éxito a grandes empresas y hacer que éstas sean condenadas y paguen. Recomiendo vivamente la lectura del caso Fractus. Fractus es una empresa catalana que se ha enfrentado con éxito con casi todos los fabricantes de teléfonos móviles. Excepto Samsung, casi todas las marcas han cerrado acuerdos «amistosos» pues las primeras sentencias daban la razón a Fractus.

Las patentes no son caras. Probablemente, las patentes son uno de los activos intangibles menos caros que existen. Esto es así porque los gobiernos desean que el sistema de patentes sea accesible al mayor número posible de agentes. Una patente bien protegida a nivel mundial supone un desembolso de unos 100.000 euros. Es mucho dinero ciertamente. Sin embargo, el coste de desarrollar una marca a nivel mundial puede ser, al menos, 10 veces superior. Comparativamente, una cartera de patentes bien protegida es mucho más económica que una marca bien desarrollada. Y considero que las marcas son muy muy importantes.

Las patentes no son complicadas. El sistema de patentes es complejo pero se basa en unas pocas ideas muy sencillas que cualquiera puede aplicar. Una buena patente se sustenta en tres criterios sencillos:

  1. la idea a patentar debe de ser práctica, es decir, debe resolver un problema importante para un grupo de usuarios. O dicho de manera aun más prosaica, la idea patentada debe tener un mercado.
  2. la idea a patentar debe de ser novedosa. La solución que se plantee debe ser nueva.
  3. la idea a patentar debe ser fruto de una actividad inventiva. Es decir, la nueva solución que se pretende patentar no debe ser obvia a priori.

Y esta es la parte esencial de esta entrada. No se trata de patentar. Patentar es la consecuencia de trabajar conforme a los criterios del sistema de patentes. Se trata de trabajar e investigar sobre ideas prácticas, novedosas y fruto de la actividad inventiva.

Lo importante no es patentar. Lo importante es que las personas trabajen para innovar cumpliendo con los tres criterios del sistema; patentar es la consecuencia. La patente tampoco es el objetivo final; lo importante es conseguir empresas excelentes y capaces de crear crecimiento y riqueza para el entorno en base a la actividad innovadora de las personas.

Otras regiones y ciudades ya han creado las condiciones para patentar, innovar y crecer; ¿hasta cuándo vamos a esperar nosotros?