Esta semana hemos estado visitando bastantes empresas, sobre todo industriales, en el País Vasco y Navarra. Nos seguimos encontrando con empresarios y directivos reacios a patentar. Curiosamente, trabajan en empresas bastante grandes y exitosas que compiten con empresas mucho mayores que sí que patentan.
Entre Julián y yo, hacemos de abogados de las patentes y del sistema de manera un tanto caótica. Así que, aunque ya hemos advertido antes de que “Lo importante no es patentar”, hemos ordenado nuestras ideas y hemos hecho nuestro decálogo de algunas razones para patentar.
- Tratar de obtener una buena patente, exige practicar valores muy positivos como la curiosidad y la humildad. La curiosidad es necesaria para hacerse preguntas. Como es bien sabido, una buena pregunta es la mitad de la respuesta. ¿Qué se sabe de esto? ¿Quién se lo ha preguntado antes y cómo ha contestado la pregunta? Para aprender, la primera condición es querer aprender y la segunda ser consciente de lo limitados que somos como personas y como organizaciones. Además de preguntarme, tengo que estar dispuesto a admitir que hay mucha gente que sabe más que yo. Las bases de datos de patentes son la principal fuente de conocimiento técnico del mundo y las empresas que nos encontramos no son conscientes de ello. La base de datos de Oficina Europea de Patentes, Espacenet, es un buen punto de partida donde practicar la curiosidad y la humildad. Este debiera ser el punto de partida de cualquier proyecto de I+D+i.
- Con curiosidad y humildad y con la ayuda de Espacenet como punto de partida, se mejora el impacto del departamento de I+D+i. Para tener una buena patente es necesario que el trabajo de I+D+i sea excelente. Si el trabajo de la I+D+i no se orienta a conseguir una buena patente, el resultado puede ser excelente, correcto o mediocre pero nunca estará orientado a la excelencia por lo que lo más probable es que no se consiga.
- Decía Tony de Mello que “aquello que no conoces es muy probable que acabe por destruirte”. Conocer el estado de la técnica: qué se ha patentado y qué no se puede patentar, reduce riesgos como el de “reinventar la rueda” o, peor aun, el de “inventar la rueda de otro” (infracción de patente).
- Las buenas patentes protegen oportunidades de negocio sobre todo frente a las grandes empresas. ¿Qué sentido tiene no patentar y permitir que un competidor 3, 5 o 10 veces más grande copie tus inventos sin entregar nada a cambio?. En repetidas ocasiones hemos escrito sobre Fractus y cómo gracias a sus buenas patentes ha protegido su negocio frente a las mayores empresas fabricantes de dispositivos móviles del mundo.
- Las buenas patentes pueden rentabilizarse utilizando muchos modelos de negocio diferentes: desde la explotación por el propio titular hasta la licencia de la tecnología, pasando por todo tipo de colaboraciones en las que se debe reconocer el valor de la nueva tecnología que se aporta.
- Una buena patente da soberanía a su titular. Esto quiere decir que puedo cobrar por su uso o no a quien yo considere, dónde yo quiera y cuándo yo quiera. Si patento, yo decido sobre mis inventos. Si no patento, cualquiera lo puede usar para lo que quiera aunque a mí no me guste.
- Una buena patente hace más fácil la comercialización global del producto que protege; da acceso a los mercados globales. Muchas veces, si mi producto no se protege con una patente, nadie va a querer internacionalizarlo.
- Una buena patente permite rentabilidad y crecimiento sostenibles para sus titulares. La mayoría de las veces que preguntamos a emprendedores cómo piensan mantener su ventaja en el tiempo, su respuesta es: corriendo más que los competidores. Cuando la ventaja se puede proteger por una patente, es posible crecer sin las tensiones que implica el correr con el aliento de los competidores en la nuca.
- Las empresas con buenas patentes internacionales son más robustas y sufren menos volatilidad en su actividad. El crecimiento puede acompasarse a los recursos y a la estrategia de la empresa.
- Las empresas con buenas patentes generan puestos de trabajo de mayor calidad y más sostenibles. El proceso de patentar añade un grado cualitativo de sofisticación a las empresas que lo practican, lo que se traslada a la capacitación de sus empleados y a todos sus procesos En definitiva, la sofisticación que implica hacer buenas patentes construye empresas más fuertes y sostenibles.
- Las buenas patentes son activos valiosos. En situaciones de crisis, la cartera de patentes puede permitir a la empresa una refundación como en el caso de la mencionada Fractus y también en el caso de Nokia o Kodak.
Seguramente, se nos quedan buenas razones en el tintero pero creemos que éstas son las más sólidas.
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