Hace unos meses publiqué una entrada titulada “Impacto” sobre la importancia que la política de I+D+i de Europa da a este aspecto. En esa entrada, describimos cómo ese Impacto tiene que ser triple: Científico, Social y Económico.
Medir ese impacto a priori es imposible. ¿Cómo se trabaja en el Horizon Europa para evaluar si una determinada iniciativa va a tener ese triple impacto?
Me voy a centrar en dos de las herramientas que sirven para este propósito: el TRL (Technology Readiness Level) y el BRL (Business Readiness Level).
En primer lugar, está el TRL o nivel de madurez de una tecnología. Indica lo cerca o lejos que está la tecnología de llegar al mercado. Nos ayuda a evaluar el Impacto Científico y Tecnológico de un proyecto o de una empresa. El nivel más bajo es el TRL1 donde apenas hay una idea o hipótesis de trabajo científico. Es el nivel de la investigación básica. El nivel más alto es el TRL9 donde la idea ya se ha convertido en soluciones tangibles que son vendidas en el mercado y utilizadas. El EIC (Consejo Europeo de Innovación) es el organismo que gestiona las ayudas y la financiación de nuevas empresas de base tecnológica mediante tres herramientas adaptadas a los distintos niveles del TRL tal y como se describe en la siguiente gráfica:

Las ayudas del EIC Pathfinder van dirigidas a la investigación más básica, en muchos casos dirigida a grupos de investigación que vienen del ERC (European Research Council). El EIC Transition se dirige a ciencia y tecnología con la que se puede empezar a interactuar con el mercado. En el EIC Accelerator, la ayuda y la financiación se da a PYMEs que “sólo” tienen que recorrer los últimos tramos del TRL hasta llegar al mercado.
La segunda herramienta, el BRL, es la que se utiliza para evaluar el potencial de impacto social y económico de los proyectos del EIC Transition y las empresas del EIC Accelerator. En ambos programas, es una búsqueda de cómo hacer negocio llevando la tecnología al mercado. Se trata de articular una conversación con clientes potenciales y otros agentes para que ayuden a modelar un negocio valioso que utilice la nueva tecnología.
En el EIC y fundamentalmente en el EIC Accelerator, se da gran importancia a que el nivel de madurez de la tecnología (TRL) y el nivel de madurez del negocio (BRL) vayan en paralelo.


TRL y BRL tienen que evolucionar en paralelo porque no tiene sentido desarrollar una extraordinaria tecnología que luego no se demanda en el mercado. Conviene recordar que una nueva tecnología es como una nueva pieza de un puzle que viene a sustituir a otra antigua. La antigua pieza encaja perfectamente en el puzle; si la sacas pero la nueva no encaja perfectamente, esa pieza nueva tiene muchas opciones de fracasar. Este riesgo se va reduciendo a medida que la empresa escala en el BRL e interactúa con los agentes del mercado.
Es interesante observar cómo la Comisión Europea trata de realizar una gestión dinámica de los proyectos llevándolos desde niveles básicos de madurez tecnológica hasta su implantación y crecimiento en el mercado. La Comisión Europea es consciente de que llevar innovaciones de alto calado al mercado es un trabajo de muchos años que exige diferentes herramientas bien conectadas.