La pasada semana la revista «The Economist» publicaba un artículo titulado: «Papers and patents are becoming less disruptive» que se hacía eco de un artículo académico publicado en la revista Nature en el año 2022 titulado «The decline of Disruptive Science and Technology» escrito por Michael Park, Erin Leahey y Russell J. Funk. El artículo también fue citado en El País y otros medios.
El artículo analiza más de 45 millones de artículos científicos y más de cuatro millones de patentes de la USPTO, entre 1945 y 2010. El artículo es fácil de leer y es interesante conocer el razonamiento y la metodología que han utilizado.
Es interesante resaltar cómo se identifica lo disruptivo. Se entiende que un artículo o patente son disruptivos cuando consiguen que el conocimiento pasado se vuelve obsoleto y abre nuevas vías de avance para la ciencia y la tecnología. ¿Cómo se identifica lo disruptivo? Es aquella producción científica que se cita por la producción científica posterior y ésta no cita producción científica anterior a la disruptiva. Es decir, es producción científica relevante para el futuro pero que no se basa en una producción científica anterior. Se cita como ejemplo el modelo de ADN publicado en 1953 por Watson & Crick.
A pesar de lo llamativo de los títulos, las conclusiones no son de tono pesimista. Las conclusiones vienen a señalar que, en número absoluto, la ciencia y la tecnología disruptivas se mantienen constantes desde mediados de siglo XX. Pero dado que la producción científica (en forma de artículos o de patentes) se ha multiplicado, lo disruptivo disminuye en términos relativos.
La cuestión que surge es: si cada vez hay más conocimiento, es lógico esperar que cada vez haya más disrupción; no solo que se mantenga en términos absolutos. Su hipótesis no es que hayamos descubierto todo lo que había que descubrir. Se inclinan a pensar, y yo creo que tienen razón, que estamos muy lejos de haberlo descubierto todo. Algunas de la ideas más interesantes del artículo son las siguientes:
- Los científicos están muy presionados para publicar. El conocimiento individual es cada vez más concreto y preciso.
- El pasado siglo hubo un aumento exponencial del conocimiento y del conocimiento disruptivo. Si no hemos llegado al límite de lo que se puede conocer (y no lo parece), quizá convenga preguntarse si la producción científica del futuro debe hacerse como se hizo la del pasado. La cantidad no está trayendo calidad en la producción científica.
- La ciencia y la tecnología avanzan combinando campos del saber separados. Si no se produce esa «fertilización cruzada» y cada equipo de investigación se queda en su reducto de conocimiento, las posibilidades de disrupción se reducen.
- Los científicos dedican demasiado tiempo a escribir y no suficiente tiempo a leer y pensar.
- Si hay que romper la tendencia negativa en la producción relativa de ciencia y tecnología disruptiva, hay que conocer mejor el problema y repensar nuevas estrategias para organizar la producción científica del futuro.
En un entorno como el de Euskadi, donde el impacto de los ingentes recursos que se dedican a la I+D+i está muy lejos de lo que es razonable esperar, una reflexión de este estilo es más que necesaria.
Has tocado un asunto que requiere mucho esfuerzo para formarse una opinión… Es muy complicado…
Aquí va un ejemplo de contribución al debate: https://francis.naukas.com/2023/01/08/atencion-pregunta-esta-disminuyendo-la-ciencia-disruptiva/ https://francis.naukas.com/2023/01/08/atencion-pregunta-esta-disminuyendo-la-ciencia-disruptiva/
Coincido contigo es que es necesaria una reflexión al respecto… pero resulta difícil… Y más aún si la reflexión hay que hacerla en un ámbito local, como puede ser el de Euskadi…
¡Ánimo!
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Muy interesante el artículo de Naukas que enlazas. Es cierto que la metodología aplicada es criticable. Aún así, se puede suponer que la conclusión es razonable (en otro caso, aparte de criticar la metodología habría que proponer otra, aplicarla y discutir las conclusiones). A mi entender, son las conclusiones sobre las que hay que construir. Coincidimos.
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