Futuro del trabajo y contabilidad


Durante toda la crisis y quizá con más insistencia durante el último año, estamos escuchando que el trabajo para las personas va a ir desapareciendo. Los robots, el software y otras tecnologías van a reemplazar a las personas.

Las personas enferman, se equivocan, se reúnen en sindicatos e incluso algunas piensan y ponen en cuestión lo que hacen y lo que hace la empresa. Con las máquinas, no pasa nada de esto.

Muchos empresarios y directivos piensan que las personas son una carga. De hecho, la contabilidad traduce el trabajo de las personas a «gastos de personal» partida que como todo el mundo sabe es una de las partes que más resta del margen en la cuenta de resultados. Es fácil que el directivo con escasas luces crea que reduciendo el gasto de personal, se mejora el beneficio. Esto es algo muy común en España: para salvar a la empresa, se despide; para mejorar la cuenta de resultados, se despide al trabajador más caro. Esto supone ver al trabajador poco más que como un consumible, como el papel o el aceite para el mantenimiento de las máquinas. Si el trabajo de las personas es un consumible, es lógico tratar de reducirlo. Este tipo de trabajos son los que se han «exportado» a países emergentes. Los robots, el software y la tecnologías llevan siglos eliminando este tipo de puestos de trabajo. En resumen, el puesto de trabajo que consiste en soldar, atornillar o montar un componente; imprimir facturas y ensobrarlas; atender el teléfono desde una centralita; todos estos trabajos tienen altas probabilidades de ser «cosificados» o «despersonalizados».

La mayoría de los emprendedores y empresas de éxito piensan que las personas son el principal activo de la empresa. Es decir, no son una carga en la cuenta de resultados sino un recurso estratégico que debe figurar en el activo del balance de la empresa. Un recurso estratégico permite a la empresa ser diferente y más valiosa. Estas personas no hacen un trabajo «consumible». El trabajo que hacen es conceptual. Imaginan nuevas realidades. Tienen ideas y saben ejecutarlas. Como todo activo, estas ideas suponen nuevas corrientes de ingresos y beneficios que pueden prolongarse por años. También es posible que estas personas aporten un valor no funcional sino hedónico o social, aspectos esenciales para crear una propuesta de valor vencedora. Las personas que no son una carga sino un activo son libres, respetuosas, conocedoras e imaginativas. Liderar a estas personas exige empresarios y directivos humildes, ambiciosos y algo inconscientes.

Si tu puesto de trabajo es una carga en la cuenta de resultados, es muy posible que en el futuro sea sustituido por una máquina.

Si tu puesto de trabajo permite crear nuevos activos para la empresa, es muy probable que tu futuro sea brillante pues no somos capaces de imaginar todo lo que nos queda por hacer para crear un futuro mejor. Pero es mucho.

 

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