Esta tarde he estado viendo el partido de fútbol de mi hijo. Y se me ha ocurrido que tanto el fútbol como la dirección de empresas, básicamente, consisten en jugar. Creo que una de las partes más importantes para jugar bien es tomar decisiones. Cuando jugadores o directivos deciden pueden pasar las siguientes cosas:
- No decidir es una decisión. A veces puede ser adecuado; sobre todo cuando se hace conscientemente. Pero cuando no decides conscientemente, lo más probable es que el otro, el adversario, tome su propia decisión, decidiendo por nosotros; lo que seguramente no nos beneficiará.
- Decidir mal es una práctica desaconsejable pero desgraciadamente muy practicada. ¿Por qué se decide mal? Muchas veces se decide con el «piloto automático»; se decide en base a una heurística que ha podido ser útil en el pasado pero no es válida en la situación actual. En las empresas, todo empieza a ir mal cuando todo el mundo sabe las respuestas pero todo el mundo se ha olvidado de las preguntas. Excelente receta para decidir mal y dar ventaja al adversario.
- Decidir tarde o a destiempo es una lástima. El efecto que se consigue puede darte una mínima ventaja en el mejor de los casos. Lo normal es que decidir a destiempo no te dé ventaja ninguna.
- Decidir bien pero ejecutar mal. Se suele decir que la mayoría de las empresas tienen buenas estrategias pero fallan en su ejecución. Yo no soy tan optimista. Creo que la mayoría de las empresas no tienen buenas estrategias. En todo caso, la diferencia entre la empresa o el equipo que triunfa y el que se queda a las puertas hay que buscarla en la ejecución.
- Decidir bien y ejecutar bien. El equipo y la empresa que triunfan, deciden y ejecutan bien. No hace falta hacerlo todo excelentemente. Hay que centrarse en ser excelente en lo que es esencial en el juego que se esté jugando. Si juegas al contraataque, tienes que defender muy bien y salir muy rápido. Si juegas al ataque, debes dominar el balón y recuperar el balón rápido. Decide bien y ejecuta bien.
- Tomar decisiones sorprendentes y cambiar las reglas del juego. Aquellos equipos y empresas que ganan a largo plazo son los que son capaces de imponer nuevos juegos que dominan y arrasan con formas «tradicionales» de jugar. En la empresa, la innovación y la tecnología permiten cambiar el juego competitivo de manera radical. En el mundo de la empresa, el límite es la imaginación.
El mundo de la empresa parece serio, no parece un juego. Se trata del trabajo de las personas, de la manutención de las familias.
Sin embargo, la dirección de empresas es un juego: un juego serio como ahora está de moda decir.