La marca personal es un activo difícil de gestionar. Cuando hay una gran exposición a los medios, es fácil perder el control de lo que se transmite y destruir el valor de esa marca personal.

Cada vez que Ronaldo abre la boca sube el pan. N-sima polémica: esta vez a cuenta de los balones de oro que no ha ganado Xavi.

Los periodistas deportivos de este país parece que sólo saben hacer noticia de la polémica y buscan a Ronaldo continuamente. Éste suele tener la poca inteligencia de caer a menudo en la provocación. De este modo, los diarios deportivos y los programas de televisión tienen material para toda la semana. Ronaldo les está haciendo el trabajo a un buen grupo de periodistas deportivos.

¿A cambio de qué? A cambio de aparecer un día sí y otro también en la prensa, en la televisión y en Internet. Lo malo para Ronaldo es que él no dirige a estos periodistas. Y éstos hacen lo que les da la gana con los contenidos que Cristiano les proporciona. En el caso de Cristiano, los periodistas lo utilizan como pim pam pum: o estás a favor de Cristiano Ronaldo o estás en contra.

La gestión de la marca CR7 es nefasta en mi opinión. Su pose chulesca no le ayuda. Lo que más daño le hace, sin embargo, es que toda noticia o contenido con respecto a Ronaldo termina en un juicio ¿apoyas o no a CR7? ¿es mejor o peor que Messi? ¿tiene razón o no tiene razón CR7? Yo no tengo nada contra este hombre pero si me «obligan» a posicionarme lo cierto es que no me cae simpático y casi siempre me posiciono en contra. Esto no ayuda en nada a su marca personal fuera del madridismo.

Muy diferente es el caso del ex-madridista David Beckham. La gestión de la marca y de los contenidos que hacía David era y es infinitamente mejor que la de CR7. Rara vez había polémica. No hay un contenido continuo de Beckham contra el mundo. En general, las noticias referentes a Beckham estaban y están relacionados con eventos percibidos como positivos por la audiencia en general. Aun después de haber dejado el fútbol, David Beckham sigue siendo una marca potente y positivamente percibida.

Dentro de 15 o 20 años, supongo que la mayoría de los consumidores se dirán «¿Ronaldo? Prefiero los calzoncillos de Beckham».