Hace unos meses, mi socio Iñigo Irízar (@inigoirizar) escribió en el blog algunas entradas sobre buenas y malas patentes, pero no acababa de dejar claro qué es una buena patente y cómo identificarla. No siendo ésta una tarea fácil, yo pretendo añadir algo de claridad a este debatido asunto aprovechando algo que viví este viernes.
En el marco de su Asamblea General, Adegi otorgó el premio Nueva Empresa que en su primera edición recayó en Wavegarden, los creadores de la ola artificial más larga del mundo y cuya primera instalación para la práctica del surf se inaugurará el próximo 1 de Agosto en Gales.
La innovadora tecnología de generación de olas de Wavegarden está protegida por una familia de patentes extendida a los principales territorios con mercado potencial para sus instalaciones.
Coincidiendo con este premio, Wavegarden recibió la mala noticia de que un potencial cliente se había decantado por la oferta de una empresa competidora, Wave Loch, para una instalación de olas para la práctica del surf en Bristol. A simple vista, con una tecnología de generación de olas muy parecida a la de Wavegarden.
Cuando un nuevo competidor (Wave Loch) entra en el mercado de una innovación protegida por patentes (Wavegarden), éstas demuestran que son buenas:
- Cuando el competidor está dispuesto a pagar por obtener una licencia o por adquirirlas.
- Cuando las patentes impiden o reducen (por temor o por actuación ante los tribunales) la actividad del nuevo competidor en el mercado.
Las bases de datos de patentes muestran que Wave Loch no tiene tecnología protegida para la generación de olas con anterioridad a la tecnología de Wavegarden, por lo que sería recomendable realizar un estudio sobre una posible infracción por parte de Wave Loch.
En caso de confirmarse la sospecha de infracción, Wavegarden tendría la posibilidad de impedir la actividad de Wave Loch, o bien la de llegar a un acuerdo de licencia de su tecnología.
Si, llegado el caso, no fuera posible impedir la irrupción de competidores como Wave Loch, mi recomendación a Wavegarden, y a cualquier otra empresa en la misma situación, sería que abandonasen esas patentes que sólo generan gasto.
En definitiva, una buena patente es aquella que contribuye a la generación de mayores ingresos y márgenes en la comercialización de invenciones. ¡Lo demás son milongas!
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