Ayer se produjo una noticia que, si bien esperada y necesaria, cogió a la mayor parte de la opinión pública por sorpresa: La dimisión del presidente de MCC, Txema Gisasola. Yo había sugerido varias veces su dimisión en mis entradas sobre Fagor y MCC.
MCC tiene negros nubarrones en el horizonte. A la quiebra de Fagor Electrodomésticos, se añade la complicada situación de Eroski con una deuda bancaria de 2.500 millones y unas aportaciones financieras (deuda perpetua) de 660 millones.
Ayer el presidente de afectados por la deuda perpetua de Fagor y Eroski, Ricardo González de Durana declaraba que es «muy probable que Eroski caiga, luego lo haga Laboral Kutxa, y finalmente todo el grupo Mondragón»; opinión que es compartida por otros analistas y conocedores del entramado MCC.
Ayer un amigo mío, a raíz de la noticia, me escribió que MCC necesita «foresight based insight» que se puede traducir como «Visión basada en la previsión o en la prospectiva». Por lo que él conocía, los dirigentes de MCC carecen de estas habilidades ya que «llegar arriba» en MCC requiere sobre todo de habilidades políticas y de negociación pero no tanto de liderazgo empresarial. En los años anteriores a la crisis, los resultados estaban «garantizados» y no hacía falta administrar el negocio sino las relaciones.
El contexto actual es mucho más complejo. Las relaciones son fundamentales pero la habilidad estratégica para decidir el rumbo adecuado y la habilidad directiva para conseguir resultados son aun más importantes (en realidad, siempre lo han sido).
MCC tiene que entender que el liderazgo se debe basar en la visión, en la estrategia y en la capacidad para construir empresas sostenibles también económicamente.
MCC tiene el riesgo de perder un tiempo muy valioso en discusiones sobre poder, sobre equilibrios de poder. Este proceso le hace mirarse continuamente al ombligo. Los dirigentes de MCC deben de olvidar las luchas internas de poder si no quieren terminar nombrando al Presidente de un cementerio industrial y empresarial.
MCC necesita una revolución de puertas y ventanas abiertas para que nuevas personas entren y algunas antiguas salgan; para poder observar qué sucede más allá de los muros de MCC, allí donde se juega la supervivencia de todas las empresas.