Excursiones por el Pirineo, valor y dinero


La pasada semana me he escapado de la Semana Grande Donostiarra y me he dedicado con mi familia a recorrer parte del Pirineo.

Hemos tenido mucha suerte con el tiempo: días despejados y temperaturas muy agradables para andar. Un lujo de semana que no se paga con dinero.

A la vuelta, me he puesto al día con el correo. Uno de los correos me invitaba a leer la entrevista de Michel Bauwens en Revista Minerva. En la misma, Michel hace una serie de interesantes reflexiones sobre lo que es el valor de uso de los productos y servicios, la monetización de los mismos, es decir, la capacidad de transformar ese valor en dinero y quién se apropia de ese flujo monetario. Se pregunta Michel: en el caso de Youtube, que está valorada en dos mil millones de dólares: ¿Qué proporción de ese dinero ha ido a parar a las personas que han generado ese valor de uso? En este caso, Michel mezcla lo que es el valor de Youtube como negocio con el valor de Youtube para los usuarios. Youtube no tendría ningún valor como negocio si los usuarios no percibieran un valor al utilizar la plataforma.

Me gustaría hacer algunas observaciones sobre el concepto de valor desde el punto de vista de los usuarios, ya que si hay valor para los clientes y usuarios, hay o puede haber un negocio valioso; en caso contrario, no hay negocio ni valor.

En primer lugar, los productos y servicios no sólo tienen un valor de uso. Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, los productos y servicios tienen tres tipos de valores. El valor de uso o funcional: el producto o servicio realizan una función valiosa. El valor hedónico está relacionado con el placer que obtenemos al consumir el producto o servicio. Finalmente, los productos o servicios tienen un valor simbólico: muestran nuestro estilo de vida.

En segundo lugar, el valor es algo subjetivo. Las personas, cada persona, damos un valor diferente a los mismos productos y servicios. Cada uno de nosotros tenemos unos valores, unos gustos y unas percepciones distintas por lo que estamos más o menos predispuestos a consumir un determinado tipo de productos o servicios que otros y, entre los que queremos consumir, estamos dispuestos a pagar más o menos en función de nuestra escala de valores.

En tercer lugar, el valor que damos a los productos y servicios cambia con el tiempo y las circunstancias. Por ejemplo, la comodidad, la seguridad y la puntualidad son valores que adquieren mayor importancia según vamos cumpliendo años.

En cuarto lugar, el valor se puede cuantificar pero no siempre se monetiza, es decir, no siempre se traduce en dinero. De hecho, para que un intercambio pueda producirse, el valor debe ser siempre superior al precio. La excepción se produce cuando existe monopolio, razón por la cual los países serios tratan de combatirlos.

Y toda esta entrada para decir que, para mí, la satisfacción de ascender a la montaña y las vistas que se disfrutan desde allí arriba tienen un enorme valor aunque no haya pagado ni un euro por ello. Me lo he pasado en grande, simplemente, andando. Y ahora, contándolo.

Pic du Midi d´Ossau desde el Pico de Canal Roya (2.347 m.)

Pic du Midi d´Ossau desde el Pico de Canal Roya (2.347 m.)

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