Un fractal es una función matemática que exhibe un mismo patrón en todas las escalas. En la naturaleza, es muy habitual encontrar fractales: el broccoli romanesco es quizá el mejor ejemplo; la coliflor es otro.
Ayer empezamos a trabajar con la metodología SCRUM en uno de los proyectos que acompañamos. La metodología SCRUM se parece a un fractal. La estrategia que se decide a largo plazo hay que traducirla a acciones del día a día. Como en un fractal, las pequeñas acciones del día son el reflejo a pequeña escala de la estrategia. Como decía el profesor Gallo del IESE, la estrategia tiene que ir a trabajar todos los días a la empresa. El SCRUM permite hacerlo.
Por la tarde, estuve en otra empresa en la que he tratado de encontrar su función fractal a escala estrategia y a escala diaria. Creo que con escaso éxito. Necesito mucho tiempo con una empresa para entender, identificar y sintetizar su auténtica estrategia y después ayudar a crear sus réplicas para el día a día.
Es un proceso parecido al que describe Salieri en la película Amadeus sobre la música de Mozart. En la obra de música perfecta, cada nota tiene sentido, cada compás soporta la frase y las frases apuntalan los movimientos y la estructura de toda la obra. Mozart decía que, en el proceso de componer, había un momento en que escuchaba toda la obra a la vez. Después, sólo tenía que garabatear las notas.
En la empresa, es parecido. Hay que imaginar la estrategia a la vez que hay que ser excelente en la ejecución sin olvidar que de alguna manera hay que traducir esa estrategia a acciones diarias con sentido.