Hace dos mil años, Epicteto decía que los problemas son como las sartenes: hay que tomarlos por dónde se puede, por el mango, de otro modo, te quemarás.

Al margen; conviene recordar que puedes elegir no tomar la sartén por el mango, pero no puedes elegir no quemarte si lo haces.

La pasada semana, uno de mis clientes me informó de un grave problema con un nuevo empleado. Resulta que este empleado tiene una adicción peligrosa para su salud, peligrosa para la seguridad de sus compañeros de trabajo y para la integridad de las instalaciones de la empresa. La persona responsable de la empresa me llamó para decirme que había hablado con salud y seguridad en el trabajo, con la asesoría laboral y con los responsables de planta. En lugar de despedir a este empleado que había empezado hace poco a trabajar, la persona responsable había decidido darle la oportunidad de rehabilitarse antes de reincorporarse al trabajo. Me llamaba para preguntarme que qué me parecía.

En un mundo donde los líderes van por libre tomando decisiones sin haber diagnosticado los problemas, esta gerente me pregunta que qué me parecía.

Y me he acordado de Epicteto.

«Si tu hermano te agravia, no lo tomes por ahí, por el agravio que te haya causado (por ahí no se coge la sartén); sino por el hecho de que es tu hermano y se ha criado contigo (el mango de la sartén)»