Hace 20 días escribí «Conservadores» al hilo de la primera entrada de Gian-Luis Ribechini sobre la necesidad de una auténtica Ley de Innovación para España. Gian-Lluis escribió una segunda entrada sobre el tema hace dos semanas y muy amablemente me la ha remitido.

Gian-Lluis muestra en el artículo que tiene dos de las virtudes de un innovador. Es persistente y curioso. Como cree que hace falta una ley de Innovación, persiste en su loable empeño. Como es curioso, ha buscado en el mundo qué es lo que otros países han hecho o están haciendo. Por lo tanto, os recomiendo vivamente su entrada: «La Innovación en España: Territorio sin ley (II)«. Como buen innovador, Gian Lluis nos sugiere que no inventemos la rueda y propone tres ejemplos de leyes y normas que se están utilizando en Brasil, Suiza y en su Cataluña. Me ha gustado mucho el ejemplo del cantón del Ticino suizo.

Lo que Gian-Lluis nos propone es descubrir al inventor y al innovador para apoyarlos y premiarlos. Lo que nos viene a sugerir es que la empresa innovadora es mejor que la que no lo es por que la empresa innovadora crea mejores empleos. Además la empresa innovadora es mejor por que puede y debe tirar del resto de la economía del territorio en el que radica, ejerciendo un saludable efecto tractor. Por último y más importante para el legislador y el país, los empleos mejores y la mayor actividad económica permiten un Estado del bienestar sostenible.

La apuesta puede parecer arriesgada pero lo verdaderamente arriesgado es negar la innovación e, inútilmente, tratar de conservar empleos y empresas del siglo XX.

Muchas gracias Gian-Lluis por tu esfuerzo divulgador y mucho ánimo.