En el 2009 empecé a asesorar a una empresa pequeñita propiedad de sus trabajadores. O sea los trabajadores son los propietarios de la empresa. Mi papel lo tengo claro. Yo estoy para hacer que la empresa sobreviva. Incluso a pesar de sus propietarios. Cualquiera que haya trabajado en una empresa o cooperativa de este tipo sabe que los propietarios – trabajadores adoptan alguno de los dos papeles dependiendo de su propio interés personal. En general, no hay mala intención pero sobra inconsciencia. En esta crisis que está siendo muy dura, hemos conseguido sobrevivir a las pérdidas e incluso a un incendio sin tener que aumentar capital ni aportar garantías personales a los créditos y préstamos solicitados.
Hace unos meses, dos de los socios – trabajadores reclamaban ciertos derechos como trabajadores. Yo creo que tenían razón. Pero la caja de la empresa está exhausta. Como socios lo saben pero como trabajadores reclamaban lo que les pertenecía. Los dos trabajadores deciden convocarme a una reunión con el sindicato. Ningún problema. El sindicalista, un buen tipo también, me explica que los dos trabajadores tienen derecho a varias de sus reivindicaciones y a una serie de indemnizaciones. No puedo discutir lo que me plantea porque desconozco el tema pero sí sé y explico que la empresa no puede hacer frente a esos y otros derechos a menos que haga una ampliación de capital. El sindicalista sabe que esa decisión no está en mis manos sino en la de los dos socios – trabajadores y en las del resto de socios. Et voilà! se obra el milagro de la consciencia.
Trasladado a las elecciones, espero sólo dos cosas del nuevo gobierno y del nuevo parlamento. En primer lugar, espero que sus señorías sepan sumar y restar. En segundo lugar, espero que sus señorías sean conscientes de la realidad global en la que este país compite; espero que no se construyan mundos paralelos que nada tienen que ver con el mundo en el que vivimos.
Y para finalizar os deseo una Feliz Navidad: mucha consciencia para conocer la realidad e imaginación para cambiarla.