Una caída afortunada.


Peñas de Aia (Gipuzkoa)

El último viernes de Marzo entrenando para lo del Cervino me caí en una pequeña trepada sin dificultad. Tuve la suerte de no sufrir más que un pequeño esguince en el pie derecho, la luxación del hombro derecho y múltiples contusiones y heridas. Nada grave.

Afortunadamente, estaba acompañado por Juan Luis que rápidamente organizó todo para que vinieran a rescatarnos. Estábamos en una zona de difícil acceso en Peñas de Aia. Hacia las siete de la tarde, los bomberos de Irún ya tenían planificado y preparado cómo sacarme de allí. En algo más de cuatro horas me evacuaron hasta la ambulancia.

Algunos aprendizajes importantes:

  1. En la vida, como en la montaña, hay que elegir bien a los compañeros de cordada. (Muchas muchas muchas gracias Begoña, Pablo, Ainhoa y Uxue por cuidarme tan bien en estas dos semanas).
  2. En la montaña, como en la vida, hay que elegir bien a los compañeros de cordada. (Muchas muchas gracias, Juan Luis).
  3. Nunca hay que dar ventaja a la montaña (muchas gracias Felipe por tus sabios consejos)
  4. Cuando existe vocación, la excelencia en el trabajo es una consecuencia natural (muchas gracias a los bomberos de Irún).
  5. La buena suerte también existe.
  6. Cuando se vive en familia (y esto es válido para grupos y empresas), no es la mejor idea el planificar actividades importantes ignorando la opinión de otros miembros del grupo.
  7. Al subir a Peñas de Aia, los proyectos importantes eran profesionales. Al bajar, mi hombro derecho era mucho más importante. N-simo corolario de la relatividad de Einstein.
  8. Al subir a Peñas de Aia, la familia era esencial. Al bajar, la familia era aun más importante. Excepción de la relatividad, hay aspectos en la existencia que tienen un valor absoluto y no relativo.
  9. No controlo la mayor parte de lo que está a mi alrededor: ni la montaña, ni la ley de la gravedad, ni las personas ni mi propio cuerpo cuando cae.
  10. Pero soy responsable de mucho de lo que me sucede y, sobre todo, de cómo respondo a lo que me sucede (esta idea no es mía, es de Viktor Frankl que la describe en «El hombre en busca de sentido»).

En las próximas semanas, me toca repensar mis objetivos de este año a la luz de los acontecimientos y de las reflexiones que han surgido a partir de los mismos.

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