Nueva tecnología y nuevo mercado: ¿qué es más arriesgado?


Estos últimos meses estoy haciendo bastantes diagnósticos de innovación de empresas; sobre todo pymes y micropymes. El mensaje de las instituciones y las condiciones del entorno que animan a innovar están calando en las empresas y muchas se arriesgan a innovar. Esto está muy bien. Es necesario innovar. Sin embargo, no creo que innovar sea similar a correr riesgos innecesarios.

Me encuentro con muchas empresas, sobre todo, tecnológicas e ingenierías que innovan de una manera excesivamente arriesgada. El ingeniero o el tecnólogo, en general, es capaz de hacer muchas cosas, de resolver muchos problemas a clientes de sectores muy diferentes. Sin embargo, el ser capaz de hacer no significa que después se sea capaz de vender. Y nos encontramos con buenos productos – soluciones «durmiendo» el sueño de los justos porque la empresa no es capaz de venderlos. Por lo general, son soluciones relativamente originales pero que uno: tratan de sustituir a soluciones ya existentes y razonablemente buenas, y dos: dirigidas a un mercado al que la empresa no tiene ningún acceso y que normalmente no conoce en profundidad.

En mis proyectos de consultoría, utilizo una herramienta para evaluar el riesgo de una innovación que desarrolló el profesor George S. Day del Mack Institute de la Universidad de Pensilvania. La herramienta se llama «Innovation Portfolio at Risk» y analiza los dos principales tipos de riesgos de una innovación: el riesgo tecnológico y el riesgo de mercado. El riesgo tecnológico es mayor cuanto más alejada esté la nueva tecnología a desarrollar de las tecnologías que tradicionalmente ha desarrollado y utilizado la empresa. El riesgo de mercado es mayor cuanto más desconocido sea el nuevo mercado a cubrir con la innovación. El profesor Day coloca cada proyecto de innovación en la siguiente matriz:

Imagen1

El nivel de riesgo por zona no está puesto aleatoriamente. Responde a la observación empírica de proyectos de innovación y su nivel de fracaso. Es muy interesante observar que es mucho más arriesgado intentar acceder a un nuevo mercado (95% de probabilidades de fracasar, aun partiendo de una tecnología conocida) que el intentar desarrollar una nueva tecnología para un mercado conocido (en cuyo caso, las probabilidades de fracasar son de entre un 45% y un 60%).

Lo saludable para una empresa es tener un portafolio de proyectos de innovación equilibrado con proyectos en toda la diagonal desde el eje de ordenadas hacia la parte superior derecha.

En ningún caso, conviene tener solamente proyectos de innovación aislados (como el producto X del gráfico) en la parte derecha de la matriz que es la circunstancia que nos encontramos en muchas de las empresas que diagnosticamos. Estas utilizan la tecnología que conocen o adyacente a la que conocen para dirigirse a un nuevo mercado: es una estrategia de alto riesgo. Conviene descubrir también oportunidades más a la izquierda de la matriz, en mercados conocidos o adyacentes a los conocidos.

En definitiva, no hay que arriesgar por arriesgar. Y el riesgo más alto es adentrarse en nuevos mercados.

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