Global Innovation Index, EIS 2024 y Re-thinking Industry.


Contexto

En la presentación de Innobasque en 2007, Pedro Luis Uriarte, que fue su primer Presidente, dijo que el punto de referencia de la innovación vasca deben ser los países y regiones más innovadoras del mundo, no el resto de España ni siquiera la media de la UE 27.

El 28 de octubre 2024, Noticias de Gipuzkoa publicaba el artículo “Euskadi se consolida como referente en innovación en Europa”. La noticia destacaba: “Euskadi ha alcanzado un valor de 0,616 en el Panel Europeo de Indicadores de Innovación (EIS 2024). Esta cifra, superior a la media de 0,553 de la Unión Europea (UE), coloca a la CAV en el grupo de países considerados como «innovadores fuertes», un segmento en el que se agrupan aquellos con puntuaciones entre el 100% y el 125% de la media europea, según los datos facilitados por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat)”.

Dos días maás tarde, el 30 de octubre tuvo lugar el encuentro Re-thinking Industry organizado por la Diputación Foral de Gipuzkoa. El objetivo de esta jornada fue reflexionar sobre los retos de la Transformación Digital, la Sostenibilidad, el Relevo Generacional y el Crecimiento en tamaño de la Empresa.

La ponencia inicial para poner en contexto la jornada corrió a cargo de Andrés Rodríguez-Pose de la London School of Economics. El tema de la ponencia fue la situación de Euskadi y Gipuzkoa y sus empresas frente a sus retos de futuro donde el talento y la innovación ocuparon un lugar central. Cuando el ponente habló de innovación, se fijó en los indicadores relacionados con las patentes donde la situación es muy mejorable sobre todo si entramos en campos que actualmente están en ebullición como las patentes en el ámbito de la Inteligencia Artificial.

Análisis del EIS 2024

He buceado un poco en los datos de EUSTAT para  conocer mejor la situación de Euskadi. La he comparado con Suiza que es el país con mejor puntuación de todos los analizados y que, como veremos después, es un excelente punto de referencia.

Euskadi tiene una puntuación de 111,5 que la sitúa en el grupo de los innovadores fuertes pero un escalón por debajo de los innovadores líderes. Suiza tiene una puntuación de 138,3, la más alta entre los innovadores líderes. No parece que estemos tan lejos.

Esta puntuación es un indicador sintético, es decir, recoge la puntuación de un total de 12 indicadores que se agrupan en 4 grupos. Estos grupos se organizan como un proceso donde hay indicadores de entrada (materia prima), indicadores de proceso (cómo se trabaja esa materia prima) e indicadores de salida o resultado (el producto final). 

En un proceso de innovación, los indicadores de entrada tienen que ver con las condiciones marco que son las capacidades con que cuenta un país o región: las personas y su formación, los sistemas de investigación y el nivel y la infraestructura de digitalización. El otro indicador de entrada es la inversión, es decir, el dinero que se pone en juego y que incluye: financiación y apoyo; inversiones de las propias empresas y el uso de tecnologías de información (cuya inclusión aquí no entiendo muy bien).

En la parte de proceso, es decir, qué hacemos con la materia prima que entra en el proceso, el EIS mide las Actividades de innovación que se componen de innovadores, colaboraciones y activos de conocimiento. Curiosamente, no se miden las patentes que es un indicador de proceso esencial ya que refleja cómo el conocimiento se convierte en tecnología propia y genuina.

En la parte de salida del proceso o resultado del proceso, se mide el impacto en el empleo, el impacto en las ventas y la sostenibilidad medioambiental.

La comparación entre Euskadi y Suiza se resume en el siguiente gráfico:

Como hemos dicho anteriormente al ver la puntuación total, la primera lectura es que parece que Euskadi y Suiza no están tan lejos. 

Según estos indicadores, Suiza dispone de mejores condiciones marco y moviliza algo menos de recursos en inversiones. El resumen es que Suiza tiene más materia prima que entra en el proceso aunque solo moviliza inversiones al nivel de Euskadi.

En actividades de innovación, Suiza parece disponer de un proceso mucho más eficaz y eficiente. Su actividad parece mucho mayor y no parece que eso responda solo a que entra más materia prima.

En Impacto, la cosa parece que mejora para Euskadi. Con una actividad de innovación menor, sin embargo, la diferencia de impacto con Suiza es mucho menor que en el paso anterior.

Lo lógico es que si Suiza tiene ventaja en la entrada del proceso y en el propio proceso de innovación, el resultado sea una mayor ventaja a su favor. Esto lleva a pensar que los suizos son muy ineficientes en la comercialización y el impacto de sus innovaciones.

Por tanto, la interpretación de los indicadores es incluso mejor que lo que nos pudiera decir la puntuación total que veíamos al comienzo. Ponemos menos recursos en personas e infraestructuras que Suiza pero movilizamos incluso algo más de dinero que ellos, las actividades de innovación de Suiza son mejores que las de Euskadi. Y sorprendentemente, el impacto de la innovación de Euskadi recorta distancias con el impacto que consigue Suiza.

¿Es cierto? Como todo el mundo sabe, los indicadores explican parte de la realidad pero no toda la realidad. También es posible equivocarse al elegir los indicadores o al hacer determinadas preguntas. Por ejemplo, esta es una pregunta «trampa»: en el último año: ¿su empresa ha lanzado productos nuevos para ella o para el mercado? Esta es una de las preguntas del cuestionario en el que se basa el cálculo de estos indicadores. Todas las empresas van a reconocer que han lanzado productos nuevos para ellas mismas, es decir, productos que son nuevos en su catálogo aunque no lo sean para nada en el sector en el que compiten.

Podemos contrastar los datos del EIS con estudios globales más completos como el Global Innovation Index de la WIPO y que hasta 2023 publicaba con INSEAD.

Global Innovation Index

El índice global de innovación (Global Innovation Index) es publicado anualmente por la WIPO. Este año se ha publicado a finales de septiembre.

El país más innovador del mundo es Suiza por décimo cuarto año consecutivo. La ficha de Suiza en esta publicación es muy interesante para entender las claves de su liderazgo global. Curiosamente, Suiza es el segundo país del mundo en Innovation Inputs (entradas en el proceso de innovación) y el primero en Innovation Outputs (salidas o resultados del proceso de innovación): “Switzerland produces more innovation outputs relative to its level of innovation investments”; es decir, Suiza produce más salida en el proceso de innovación en relación a lo que introduce en el mismo”. Una lectura algo diferente a la que se deriva del EIS.

En el resumen de indicadores principales, Suiza es tercero en el ranking de Instituciones, cuarto en capital humano e investigación, séptimo en infraestructuras, quinto en sofisticación de mercado, cuarto en sofisticación de empresas y primero en producción de conocimiento y tecnología.

Mis nada convencionales indicadores.

Creo que medir la innovación como un proceso, como un flujo de actividad es muy acertado. La sofisticación en la identificación y el cálculo de indicadores puede crear ruido innecesario que oculta la realidad.

Mis nada convencionales indicadores son fáciles de entender y reflejan realidades complejas y, al no utilizar más que tres, no añaden ruido.

La generación de conocimiento y la investigación básica son esenciales para lograr innovación de alto impacto. Un indicador muy sencillo para identificar dónde se ubica el conocimiento excelente son los premios Nobel. En mi opinión, es un excelente indicador de entrada para el proceso de innovación.

El conocimiento hay que convertirlo en tecnología que resuelva problemas reales de las personas. La solicitud de patentes por millón de habitantes es un indicador razonable de proceso. El desarrollo de tecnología a partir de conocimiento es una parte esencial de las actividades de innovación. La solicitud de patentes por millón de habitantes no es el mejor indicador pero es razonablemente bueno.

El impacto es la consecuencia de vender tecnología que resuelve problemas reales. Un invento que no se vende no es innovación y no genera impacto. Un invento que se vende tiene como consecuencia una mayor productividad que, a su vez, debe permitir crear mejores trabajos y mejor pagados. El indicador que yo uso es el PIB per cápita. Tampoco es el mejor pero es razonable.

He hecho una comparación entre Euskadi, Israel y Suiza. El resultado me parece razonable y debería mover la acción hacia metas mucho más ambiciosas a nivel de país:

 SuizaEuskadiIsrael
Nº habitantes8.850.0002.220.0009.760.000
Premios Nobel (ciencias)2306
Patentes por millón de habitantes1168115160
PIB per cápita (USD)99.99538.04352.261

Mis conclusiones

La innovación en Euskadi es una realidad. Se han hecho muchas cosas y casi todas bien orientadas. Siendo todo ello cierto, no es menos cierto que nuestra fortaleza como innovadores es débil.

A comienzos de la pasada década, Euskadi descendió a la categoría de “innovador moderado” aunque pronto volvimos a subir a “innovador fuerte” a partir de 2013-2015. O sea, hemos sido equipo ascensor y quizá estemos en riesgo de seguir siéndolo. Adicionalmente, nos queda subir a la élite de los innovadores líderes como Suiza (país más innovador del mundo) o Israel (15).

La lectura que hago de mis nada convencionales indicadores es que hay que ser mucho más ambiciosos en producción de conocimiento, en desarrollo de tecnología y en liderazgo global en los mercados. Me niego a ser autocomplaciente.

Las Universidades e Ikerbasque (¿tenemos candidatos para los Nobel o similares?); los centros tecnológicos (¿existe un inventario de activos de PI?); las empresas tractoras (¿qué tal la comparación con las carteras de patentes de sus competidores globales?) y las administraciones públicas (sobre todo como dinamizadoras y como clientes que compran innovación) pueden ser mucho más ambiciosos.

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